Aumentar el bienestar de los empleados, a través de programas de salud y deporte

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ada vez más empresas a nivel global son conscientes del gran impacto que tiene en su negocio el bienestar de sus colaboradores. Y no solo eso, las organizaciones están empezando a asumir su responsabilidad respecto a la salud, el bienestar y, por ende, la felicidad de sus empleados. Como consecuencia, los programas de bienestar, que suelen incluir múltiples opciones y actividades de salud, deporte, cuidado personal, etc, están ganando presencia dentro de la oferta de compensaciones salariales.

Un empleado sano es más productivo y contribuye a alcanzar los objetivos corporativos. Sin embargo, para sacar el máximo provecho de estos programas es necesario llevar a cabo una planificación y una implementación correctas. ¿Qué pueden hacer por nuestra empresa los programas de bienestar y qué aspectos deben tenerse en cuenta para maximizar su eficacia?

Bienestar, mucho más que salud física

En Estados Unidos, el 70% de los empleadores ofrece a sus trabajadores beneficios relacionados con el bienestar, mientras que hace una década esa cifra no llegaba al 60%.

Además del evidente crecimiento que han experimentado, los programas corporativos de bienestar han cambiado mucho. Si antes estaban enfocados en la salud física de los colaboradores y tenían por objetivo reducir los costes en seguros médicos. Ahora, son más holísticos y abarcan aspectos físicos, mentales, emocionales, financieros y sociales. Y es que, el bienestar, además de la salud física, engloba la satisfacción laboral, las relaciones con los compañeros, la seguridad financiera y el sentimiento de comunidad.

Más adelante veremos algunos casos de éxito, pero bajo el paraguas de los programas de bienestar, las empresas ofrecen beneficios como comidas orgánicas, inscripciones a gimnasios, asistencia médica, masajes, clases de mindfulness o yoga, actividades deportivas, etc.

El retorno de la inversión del bienestar

Los programas de bienestar son una herramienta muy efectiva tanto para retener talento como para atraerlo. Además, proporcionan a los empleados un sentido de comunidad, les ayudan a vivir de forma más saludable y contribuyen a crear una cultura corporativa positiva.

Como muestra, según una encuesta de Deloitte, un 43% de las compañías cree que el bienestar refuerza la misión y la visión de su organización; un 61%, que mejora la productividad y los resultados y un 60%, que estimula la retención de talento. Otros estudios han demostrado que invertir en salud y bienestar en el trabajo mejora la resiliencia, la innovación y la productividad, y que, por cada dólar invertido en este tipo de programas, la empresa obtiene un retorno de la inversión de 1,5 dólares, es decir, un 50% más.

Sin olvidar, que el deporte – muy presente en los programas de bienestar – mejora la actitud, el estado de ánimo de los empleados y su sensación de bienestar general. Además, ayuda a combatir el estrés y, realizado en equipo, crea vínculos y mejora el clima laboral.

Los programas de bienestar no deben ser soluciones estandarizadas

Eso sí, la planificación y una implementación adecuadas son clave para la efectividad de un programa de bienestar corporativo.

En este sentido, según datos de Deloitte, las empresas pueden llegar a malgastar hasta 1.500 dólares por empleado ofreciendo compensaciones desajustadas con las necesidades de sus trabajadores. Para cerrar esta brecha, es importante realizar encuestas que permitan conocer el grado de satisfacción de todos los colaboradores y sus necesidades específicas. Además, la empresa debe segmentar la fuerza laboral y ofrecer beneficios personalizados para cada segmento.

Por otro lado, las organizaciones deben cuidar la comunicación de las compensaciones a sus trabajadores, ya que esta afecta tanto a la utilización como a la percepción que los empleados tienen de los beneficios e impacta directamente en el éxito del programa.

Además, a la hora de enfocar este tipo de iniciativas, las compañías no solo deben tener en mente que sus empleados acudan al trabajo, sino también cómo se sienten en él, ya que un mal clima laboral también puede llevar a una menor productividad y es más difícil de detectar que el absentismo.

Finalmente, dado que el mundo laboral cambia constantemente, es necesario monitorizar, administrar y ajustar las compensaciones de forma continua para optimizar su valor.

Algunos ejemplos de programas de bienestar

Son muy variadas las iniciativas que las empresas están llevando a cabo para impulsar el bienestar general de sus empleados, tanto a nivel internacional como nacional. El Grupo Dulcesol, por ejemplo, tiene un convenio con un nutricionista y cofinancia el coste de sus servicios junto a sus trabajadores. Además, también ofrece rutas senderistas y talleres de hábitos de vida saludable o mindfulness.

Mapfre, por otra parte, cuenta con campañas de prevención contra el cáncer de mama y fomenta la participación de sus trabajadores en competiciones deportivas. Sin olvidar que ofrece 11.000 horas al año de formación en materia de salud.

Thales España cuenta con un programa repleto de actividades mensuales como campañas de vacunación, de salud bucodental o de cuidado cardiovascular; mientras que GoDaddy, además, cubre técnicas como la acupuntura o tratamientos de fertilidad para sus empleados.

La consultora Deloitte, además de clases de meditación y yoga, subvenciona hasta el 50% de las actividades de bienestar y fitness de sus empleados, con un límite de 500 dólares por año fiscal, mientras que Reebok y Microsoft ofrecen clases gratuitas de fitness y PlayStation cuenta con eventos como el Bagel Friday o el Fruit Monday.

Más casos de éxito son los de LG Electronics, que cuenta con un programa Healthy con fisioterapia, pilates, yoga y desayunos saludables; San Miguel, que ha desarrollado un plan completo de fomento del deporte; o Liberty Seguros, que paga 37 céntimos por kilómetro recorrido a los trabajadores que van en bicicleta al trabajo.

El fabricante de patatas fritas Utz y la empresa sueca Björn Borg han dado un paso más allá creando un centro de atención primaria en sus instalaciones e instaurando una política de entrenamiento semanal obligatorio, respectivamente.

En definitiva, se ha podido demostrar ampliamente que los programas relacionados con el bienestar y la salud de los colaboradores ayudan a las empresas a destacar en un mercado laboral muy competitivo. Además, contribuyen a crear equipos de trabajo más sanos y productivos, con menos estrés y menos ausencias.

Sin embargo, para que estas iniciativas no caigan en saco roto o sean percibidas por los empleados como meros gestos, es imprescindible identificar las necesidades de la fuerza laboral de cada empresa, diseñar programas a largo plazo y comunicarlos correctamente a los empleados, permitiéndoles elegir entre distintas opciones que se adapten a sus necesidades.

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