La sostenibilidad, cada vez más presente en las retribuciones variables
La tendencia parece apuntar hacia una relación cada vez más estrecha entre la sostenibilidad empresarial y la compensación de sus altos ejecutivos. El 53,8% de las empresas del S&P 500 vincula la retribución con la sostenibilidad, según un informe de GMI Ratings. Y sí, en España también tenemos buenos ejemplos de esta tendencia.
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os grandes inversores y accionistas están cada vez más preocupados por aspectos relacionados con la sostenibilidad y por eso las empresas, a su vez, hablan a menudo de impacto social y ambiental del negocio. Así lo demuestran los últimos datos recopilados por la Global Sustainable Alliance, donde se aprecia un 25% de incremento de los activos gestionados con criterios no financieros (aspectos sociales o ambientales). Esta tendencia también se refleja en el “Estudio sobre el estado del reporting de sostenibilidad 2017”, elaborado por la consultora internacional Carbon Clear entre las empresas del Ibex y que acaba de presentar su segunda edición. Según el Observatorio de la Inversión Socialmente Responsable (ISR), el 82% de empresas del IBEX tiene objetivos no financieros en sus retribuciones variables para los consejeros ejecutivos y la alta dirección.
Los sectores donde esta práctica está más extendida son el energético, el industrial y el financiero, y la sostenibilidad es una de las variables más comunes. De acuerdo con el estudio del Observatorio de la ISR, el 40% de las empresas del IBEX llevan a cabo road shows de índole no financiero.
El Acuerdo de París, que ha trazado un nuevo camino en el esfuerzo climático a nivel mundial, y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) definidos por las Naciones Unidas para 2030, no hacen más que sumar alicientes para muchas empresas que ven ya definitivamente la sostenibilidad como un elemento estratégico en sus negocios.
Casos prácticos en España
Esta tendencia es aún incipiente en España, aunque algunas empresas ya vinculan desde hace años ciertas métricas sociales y ambientales a la remuneración, como es el caso de la cadena hotelera Melià, que ya en 2009 aprobó la inclusión del criterio de sostenibilidad en la retribución variable de los directivos de la Compañía, tanto en las oficinas corporativas como en las unidades de negocio, incluyendo el 100% de los hoteles en régimen de propiedad, alquiler y gestión (92% del total de hoteles), siguiendo su Plan Director de Desarrollo Sostenible.
Acciona también fue una de las pioneras en este sentido en España, al incluir objetivos concretos de sostenibilidad en base al Bono Acciona, implantado en 2012 dentro de su política de remuneración variable. Más de 3.100 empleados de Acciona se beneficiaron en 2016 de este Bono, de entre ellos el 95% de los directivos y el 90% de los gerentes.
Los grupos energéticos, comprensiblemente, siguen bastante esta tendencia y en 2017 Iberdrola incorporó un bono que vincula hasta 2019 las variables de sus altos ejecutivos a la reducción de emisiones de CO2, además de que ya anteriormente incluía en sus métricas la presencia en índices de sostenibilidad y las cuota de mujeres en puesto de responsabilidad de su organigrama. Otras compañías que tienen en cuenta los objetivos ambientales para sus bonus son Endesa, Enagas, Red Eléctrica, Repsol y Siemens Gamesa. En Schneider Electric también la retribución variable va condicionada por la sostenibilidad, y en concreto se les condiciona por la consecución de los objetivos marcados a su barómetro Planet&Society.
También tenemos un buen ejemplo en Heineken España, que cuenta desde 2010 con un sistema de retribución variable ligado al cumplimiento de los objetivos de cada área en función de sus responsabilidades en materia de sostenibilidad.
Intel, Xcel Energy y Alcoa son algunos ejemplos “clásicos” de empresas internacionales en las que la sostenibilidad es una realidad en sus retribuciones. Intel comenzó en 2008 a vincular el 3% de las bonificaciones anuales de sus empleados con las métricas y objetivos de sostenibilidad ambiental. Xcel Energy loga una tercera parte de la bonificación anual de su CEO con los objetivos de emisión de CO2. Alcoa, por su parte, incluye el rendimiento en sostenibilidad en su plan de bonificación directivo y, desde 2010, se empezó a vincular el 20% de este plan con métricas no financieras que incluyen objetivos de reducción de dióxido de carbono.
Argumentario para las empresas
Las empresas y los altos directivos son a veces reacios a colocar la sustentabilidad como parámetro a tener en cuenta en los objetivos de sus empresas, con la creencia errónea de que los costes de estos objetivos superan los beneficios. Por el contrario, la investigación y la experiencia empresarial apuntan a todo lo contrario: los esfuerzos en sostenibilidad claramente resultan en un impacto positivo en el negocio.
Algunos escépticos pueden afirmar también que la sostenibilidad es demasiado «genérica» como métrica de compensación, pero diferentes estudios han encontrado que la creación de incentivos para la sostenibilidad fue eficaz para impulsar los esfuerzos de estas empresas en aspectos ambientales y sociales.
Por ejemplo, un estudio alemán ha analizado la relación entre compensación de la gestión sostenible y el impacto sobre el desempeño ambiental, social y de gobernanza (ESG, en sus siglas en inglés) entre empresas que cotizan en el Prime Standard de la Bolsa de Frankfurt. Las conclusiones determinan claramente que los elementos no financieros en la remuneración de la junta directiva influyen positivamente en el rendimiento de ESG.
Eso sí: teniendo en cuenta que la mayoría de planes de compensación tiene menos de seis métricas, de las cuales sólo 2 o 3 son no financieras, es importante tener en mente cuáles son las ventajas de esta estrategia:
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El compromiso con el desarrollo sostenible se vuelve cada vez más crítico para los consumidores, para los organismos reguladores e incluso para retener el talento. Un fuerte compromiso con la sostenibilidad, especialmente si es demostrable y medible, puede impulsar la reputación de una empresa con clientes, cada vez más exigentes, y empleados, cuya satisfacción depende en buena medida de que sus valores coincidan con los de la empresa donde trabajan. De esta manera, se impulsa una ventaja competitiva a través del compromiso de los interesados, en todos los niveles.
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En este sentido, la palabra clave es la transparencia. En esta era digital, el comportamiento es más visible que nunca y, por ello, distribuidores y fabricantes presentan exhaustivos informes sobre el origen de sus materias primas, por ejemplo.
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Entre los objetivos de sostenibilidad, la compañía también puede crear nuevos productos y servicios rentables para satisfacer necesidades mundiales como las relacionadas con los escasos suministros de agua y de energía, o con las emisiones de gases de efecto invernadero.
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La producción sostenible también puede ayudar a preparar a las empresas para aquellos momentos en los que pueda haber escasez de recursos. El 75% de los encuestados del informe “Climate Friendly: the economic advantages of sustainable business” opina que la escasez de recursos afectará a su negocio en un futuro próximo.
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Algunas inversiones en sostenibilidad tienen un retorno incluso a corto plazo, a través de la reducción en el consumo de la energía y de los residuos, por ejemplo.
Gracias a la aplicación de métricas no financieras, los inversores están empezando a reconocer la relación entre desarrollo sostenible y éxito empresarial. Todo apunta a que la sostenibilidad como objetivo, actualmente, supone una clara ventaja competitiva a través del compromiso de todos los stakeholders, en todos los niveles.