Salir reforzados de la crisis, apostando por el liderazgo humanista
El de los líderes siempre ha sido un papel fundamental para el éxito de las organizaciones: según datos de la consultora Gallup, el 70% del compromiso de un equipo depende de su responsable. Más aún en tiempos de incertidumbre y un elevado grado de estrés. En vez de conformarse con sobrevivir, se trata de marcarse el objetivo de salir reforzados de la crisis, siendo más ágiles y creativos, y también repensando el rol y el estilo de liderazgos de sus directivos.
No es una tarea simple, como tampoco lo son los retos a los que se enfrentan las organizaciones actualmente. Pero es posible.
Transformar el liderazgo para transformar las organizaciones
Según un estudio elaborado por Esade y RocaSalvatella, el 87,5% de los directivos cree que sus capacidades han de cambiar fruto de la crisis, siendo la flexibilidad (80%), la creatividad (63%) y la digitalización (54%) las que más necesitan potenciar.
Y no solo eso: en este mundo complejo e incierto que ha dejado la pandemia, ese liderazgo duro y dominante que no dejaba ver sus vulnerabilidades ha quedado atrás y ha sido substituido por un líder que conoce sus limitaciones, está abierto a conectar con los demás y está más interesado en entender que en tener la razón. En definitiva, un líder humanista, que sitúa a las personas en el centro de la gestión y destaca por su capacidad de comunicación y de crear equipos.
En este sentido, resultan interesantes los datos que ofrece el informe elaborado por EY “¿Puede convertirse la incertidumbre en la mejor oportunidad de liderazgo? Informe Liderazgo en la nueva normalidad”. El 71,98% de las mujeres encuestadas afirma estar muy preparada para liderar equipos en este nuevo entorno, cifra ligeramente superior a la obtenida por los hombres (71,90%). Según dicho informe, su perfil se ajusta más a las capacidades de este nuevo líder humanistas, incluyendo las capacidades digitales.
Mejores prácticas para liderar en tiempos de pandemia
Es importante destacar que, aunque cada empresa puede encontrarse en una etapa distinta en su ajuste a la nueva normalidad, el papel del líder humanista y las medidas a aplicar por parte de este son – o deberían ser – las mismas. Así, las claves para mostrar este tipo de liderazgo más resiliente podrían resumirse en:
- Sitúa a las personas en el centro. Un líder humanista priorizará siempre el bienestar físico, emocional y económico de su equipo. Además, será conocedor de las necesidades, circunstancias y preferencias de sus empleados, a quienes podrá ofrecer un apoyo personalizado. Entre las medidas recomendadas, potenciar el autocuidado, ofrecer herramientas para prevenir el estrés o reservar espacios para crear vínculos.
- Mantiene la misión de la organización. Conservar intacta esta misión, este propósito, ayuda a crear un sentimiento de pertenencia en los empleados que resulta especialmente importante cuando se trabaja de forma descentralizada.
- Comunica de forma continua y sincera. Es transparente y mantiene una comunicación fluida tanto con los empleados como con los clientes, ya que ambos necesitan saber qué acciones está tomando el equipo de dirección para afrontar la crisis. Esta comunicación debe ser honesta, oportuna y siempre basada en hechos, solo así podrá mantener la confianza.
- Involucra a todo el equipo. El líder humanista confía y delega, dejando siempre claras cuáles son sus expectativas. Cree firmemente en que todos los miembros del equipo tienen algo que decir, por eso, les implica a la hora de tomar decisiones y les facilita las herramientas necesarias. Estamos hablando de un liderazgo empoderador y expansivo.
- Fomenta la cercanía y la simplicidad. Se trata de un liderazgo inmediato, efectivo, que crea espacios, formales e informales, de encuentro para impulsar la seguridad.
- Reconoce los esfuerzos de todo el mundo. No solo de los trabajadores, sino también del resto de los stakeholders de la organización.
- Acepta la incertidumbre y la posibilidad de errar. En un momento como el actual, siempre habrá factores que escaparán a su control y al de su equipo. Para reducir su impacto, trabajará la tolerancia al error.
- Fomenta la flexibilidad en la organización. Vivimos una época de cambios continuos, a veces diarios, el nuevo líder humanista trabaja para que su compañía sea capaz de readaptar sus protocolos y procesos de forma ágil y frecuente.
- Tiene visión de futuro. En tiempos tan volátiles como los actuales, el líder debe tener un plan, ser proactivo, no reactivo. Para ello necesita desarrollar un plan multidisciplinar que recoja información de toda la organización. Y, además, debe saber transmitir a su equipo que tiene esta visión.
- Gestiona la confianza. Sin duda la confianza de los empleados hacia los líderes, pero también de los líderes hacia los empleados. En este sentido, el líder humanista debe trabajar por objetivos y dejar de confiar exclusivamente en el tiempo trabajado o la presencialidad para evaluar el rendimiento de sus empleados.
Los ejemplos que nos deja la pandemia
El líder humanista que hemos perfilado no existe solo en el plano teórico, ya que durante la pandemia han sido muchas las empresas que han seguido este camino. Un buen ejemplo de ello es Apple, compañía que, cuando tomó la decisión de cerrar sus tiendas físicas en las zonas más afectadas y potenciar su e-commerce, lo hizo teniendo en cuenta las necesidades de sus empleados. Así, les siguió pagando normalmente y modificó su política de bajas laborales para incluir los problemas de salud relacionados con la Covid-19. Esta decisión, además, contribuyó a aligerar el peso que soportaba una cadena de suministro muy estresada.
En la misma línea, la cadena de supermercados Walmart se comprometió a dar dos semanas de sueldo a todos los empleados contagiados o en cuarentena, y BlackRock a no despedir a ningún trabajador en 2020 y a pagarles el sueldo completo, aunque no pudieran trabajar. Twitter, por su parte, abordó el reto que suponía el teletrabajo para sus colaboradores reembolsándoles los gastos que les pudiera generar y Axis Bank decidió ofrecer a sus trabajadores sesiones de meditación, formación y reuniones informales virtuales.
Sin olvidar las empresas que modificaron sus operaciones para garantizar su supervivencia, como Cabify, que pasó a ofrecer a sus clientes la posibilidad de realizar envíos de paquetería, o Airbnb, que lanzó un servicio de Experiencias Online. Estos son solo dos ejemplos de la necesidad de apostar por la flexibilidad desde la dirección en momentos tan disruptores como el actual.
Toda crisis puede convertirse en una oportunidad para crecer, sumar valor e impactar positivamente en el entorno, pero para ello es imprescindible adoptar un estilo de liderazgo adaptado a las circunstancias actuales. Es decir, flexible, empático, colaborativo y ejemplar, capaz de afrontar cualquier desafío que se pueda presentar.