¿Cómo gestionar la incertidumbre actual desde las empresas?
A
hora mismo, debido a la crisis provocada por la expansión del Coronavirus, gran parte de la población se ve obligada a convivir con la incertidumbre, también a nivel laboral. ¿Cuándo volveré a trabajar? ¿Conservaré mi trabajo? ¿Afectará la vuelta al trabajo a mi salud? No solo son preguntas habituales, pero completamente normales ante un momento como el actual.
Las empresas, como actores clave que son, deben prepararse para gestionar de la mejor manera posible esta situación. Y deben hacerlo ahora. No puede aplazarse, ya que es mucho lo que está en juego, para ellas mismas y para sus trabajadores. Son muchas las herramientas que tienen a su alcance para hacerlo. Os explicamos más en las siguientes líneas.
Las heridas emocionales
El año pasado se habló mucho acerca de la salud en las organizaciones y muy poco sobre la salud emocional. Normalmente, es un aspecto que no se mide y al que se le da menos importancia que a la salud física. Si un autobús tiene un accidente, los trabajadores que viajaban en él, aunque quieran, no podrán reincorporarse al 100% en seguida. Lo que se debería tener claro es que las heridas emocionales también existen y que esta pandemia está causando muchas.
La expansión del Coronavirus nos ha cogido a todos de sorpresa. Se barajan cifras de miles de muertos. Personas que son amigos o familiares de nuestros trabajadores. A esto, debemos sumar que aquellos que vuelven a trabajar se encuentran con un panorama incierto. La economía y el ciclo productivo se han ralentizado mucho, o incluso paralizado en muchos casos.
La gestión de la incertidumbre empieza por uno mismo, pero ¿es esto suficiente?
Podríamos definir el bienestar emocional como la combinación de la motivación por lo que hacemos cada día con nuestras relaciones, el equilibrio financiero, nuestra salud y el orgullo por contribuir a nuestra comunidad. Sin embargo, la actual pandemia y la incertidumbre que ha generado torpedean este bienestar emocional.
Desde los Ministerios de Sanidad y de Empleo y Seguridad Social se están dando muchas recomendaciones para sobrellevar mejor tanto la crisis como el confinamiento. Entre ellas: reconocer nuestras emociones, enfocar nuestras energías y generar rutinas, centrarnos en aquello que podemos hacer, cuidarnos, desconectar y mantener el contacto social a través del teléfono, las videoconferencias, etc.
Todas ellas recomendaciones muy necesarias, pero enfocadas en lo que podemos hacer como personas individuales. Y no podemos olvidar que, en lo laboral, las causas de la incertidumbre escapan a nuestro control. Por eso, paralelamente, es imprescindible que las empresas se impliquen y pongan en marcha acciones que favorezcan el bienestar emocional de sus trabajadores.
¿Qué expectativas tienen los empleados sobre sus empleadores?
Según algunos estudios recientes, el 63% de los empleados espera que su empresa le proporcione actualizaciones diarias sobre el virus y el 78% que actúe para protegerles a ellos y a la comunidad. En lo que respecta al tipo de información que desean recibir, no es sobre cómo está impactando el virus en el negocio (41%), sino sobre qué hacer para evitar llevarlo al lugar de trabajo (66%), los pasos a seguir para evitar su propagación (61%) o sobre temas relacionados con su seguridad o sobre el estado de los compañeros contagiados (57%).
Claves para gestionar la incertidumbre
La situación de crisis que estamos viviendo ha afectado a todas las empresas, aunque es obvio que no en la misma medida. Su tamaño, la posibilidad o no de teletrabajar, la prohibición o la obligación de seguir adelante con la actividad mientras dure el estado de alarma, el hecho de contar previamente con un plan de gestión de la crisis o no… son factores con un gran impacto en este sentido.
Sea como sea, por su parte, el Ministerio de Trabajo y Economía Social ha dado algunas recomendaciones para prevenir los riesgos psicosociales de trabajar desde casa: conocer bien el problema, empatizar con los trabajadores, protegerlos en la medida de lo posible, comunicarse con ellos y evitar que se estigmatice a aquellos que se vean afectados por el COVID-19.
Desde CEINSA, además, recomendamos algunas acciones básicas y fundamentales que deberían emprender las empresas para favorecer que los empleados afronten mejor la incertidumbre:
- La dirección general debe enviar un mensaje claro, transparente y honesto. Los máximos ejecutivos deben ser íntegros, y evitar aprovecharse de una situación difícil como la actual para tomar decisiones duras que no se habían tomado con anterioridad.
- Siguiendo con los directivos, es imprescindible que den ejemplo y que sean los primeros en aplicar las medidas tomadas.
- A la hora de comunicar, la empatía es básica. Deben priorizarse aquellas informaciones que afectan a la seguridad y a la salud de las personas y, sobre todo, deben ser los empleados los primeros en conocer cualquier dato, no los medios de comunicación.
- La empresa debe establecer cuál es su plan de contingencia o de salud organizativa. Al hacerse con poco margen, quizás este sea imperfecto o deje fuera algunos aspectos, pero el foco debe estar en atender la inquietud de los trabajadores. Además, debe hacerse desde el conocimiento de que es posible que, durante el proceso, deban modificarse algunas de las decisiones tomadas.
- Los empleadores deben pensar en cómo cuidar a las personas. En este sentido, la formación puede ser de gran ayuda para explicar a los trabajadores qué nos ha pasado. Aquí es necesario tener en cuenta el entorno actual, que es volátil, incierto, complejo y ambiguo (o VUCA, según sus iniciales en inglés). Es normal que se produzcan distintas reacciones y debe atenderse a las individualidades. Hay personas más fuertes a nivel mental, resilientes, y otras, sobre todo los jóvenes, que no conocen la muerte. Las empresas tampoco pueden olvidar gestionar el estrés.
Además, como decíamos en nuestro anterior artículo, más adelante las empresas deberán revisar sus objetivos corporativos y las maneras y pasos para alcanzarlos.
No hay que olvidar tampoco que la situación que hemos vivido puede haber afectado al grado de compromiso de los equipos. ¿Cuántas personas mantendrán un compromiso auténtico con su empresa, más allá del interés económico? En buena parte, esto dependerá de cómo actúen ahora las organizaciones. De aquí la importancia de que sean transparentes e íntegras.
En definitiva, cuando todo esto pase – ¡que pasará! – algunos empleados podrían volver a sus puestos con la “mochila cargada”. Las empresas deben ser conscientes de que sus colaboradores necesitarán reconectar con “su realidad”. Una realidad que, además, será distinta. El escenario habrá cambiado. Igual que lo harán las pautas relacionales y el ritmo de trabajo. Son las empresas, como empleadoras, quienes tienen un papel clave para suavizar esta transición a través de una correcta gestión de la incertidumbre. Gestionar el ahora para dirigirnos a un mañana motivados, alineados y orgullosos de la organización a la que pertenecemos.